Por ÁLVARO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
Llama sí la atención que la abstención de la pasada elección para los Consejos de Juventud, haya superado el 90 por ciento, cuando son ellos quienes piden a gritos: ¡democracia!
Que escasas voces reclamen presencia en nuevos diagnósticos con una apatía y desconfianza brutal. Es como un remedo institucional del cáncer que acompaña una elección pasada por incertidumbre, de los mayores.
No la que oculta hechos concretos
Cuando sabemos que sus temas básicos, enrutan a lo relativo con la propia juventud.
Revisar para ajustar si existe la agenda juvenil por 4 años, de acuerdo con el buen suceso electoral en marcha y que desde la Registraduría Departamental y las municipales, participen y determinen sus propias visiones.
Con sus planes y proyectos, ejercer veeduría y control social a los propios planes de sus ciudades.
Para semilleros democráticos que en esencia deben formarse.
Estos mecanismos autónomos de participación, concertación, vigilancia y control de la gestión pública, conformados por jóvenes de 14 a 28 años, como lo precisa la Registraduría Nacional, deben ajustarse al papel que les devuelve con más interlocución y conversación ante el poder local, departamental y nacional.
No se trata de barajar y volver a dar sino de crear conciencia sobre la importancia de estos mecanismos de participación desde lo electoral, vía organizaciones juveniles.
Replantar su propia visión decodificando, haciendo paneo, sobre los Planes de Desarrollo desde políticas públicas, planes, programas y proyectos. Ello tiene un alto y significativo valor.
Por eso, hemos visto con preocupación, que salvo contadas voces políticas, desde la base de los directorios, pocos estén participando, cuando es crear semilleros como instancia válida y mejorada por un mejor desempeño de las instituciones durante 4 años.
Es la juventud la que reclama espacios. Es tiempo de participar y crear consensos y nuevos liderazgos, en este proceso, previsto para octubre.
Es la juventud que reclama ir a urnas y la que busca liderazgos efectivos y pensantes, que hagan relevo por una Patria mejor y menos envilecida por el desparpajo de quienes ahogan responsabilidad ante la sociedad. ¡Bienvenido el poder juvenil!
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