Por ÁLVARO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
Patadón al tablero electoral del PC y de paso al nacional.
La historia de este pereirano que ha sobresalido desde joven en diversas actividades públicas y privadas, y que hoy sacude el tablero electoral nacional, es prueba, una vez más que Felipe Córdoba, está “probado en combate”.
Tremendo revuelo armó con su postura política que acogió el conservatismo al que le creó un cisma, entregándolo aval y ampliando tiempo para quien quiera inscribirse: pero para unirlo y sacarlo adelante porque está mal barajado. Con cara de estar mal diagnosticado y postrado.
Sus más de 600 mil firmas recogidas dejan más que un simbolismo electoral, la pisada serena de quien llega sin cálculos.
Su llegada, representa remover escombros y limpiarle un poco de cenizas si nos atenemos a lo que vemos hoy en Risaralda, por la forma como el bus azul se ha conducido.
Un Felipe Córdoba, remasterizado, con un plus nuevo, que en su paso como Contralor General de la Nación, buscó pillos, villanos de corbata. ¡Cazó ratas!
Fue duro contra los corruptos: hasta el punto que recuperó más de 50 billones de pesos que “se los iban a robar”, como cuenta.
Ha demostrado defensa de Colombia con sus actuaciones. Leal a la Patria, a la que ha servido. Cree en la alianza interpartidista, en la que de seguro estará en marzo del 2026.
De paso, dejó mal parado a Efraín Cepeda, al mostrar una carta firmada con 12 representantes del partido, en el que destacan uno de sus principales fortalezas: visión institucional.
Nadie como él refleja lo que requiere Colombia hoy: equidad territorial y fortalecimiento institucional.
Es que el conservatismo, necesita más que oxigeno, nuevos nombres, remover la línea ortodoxa que hizo historia ética dentro de la política de la comarca, antes de ser entregado por monedas. Colombia requiere de nuevo nombres.
“Capaces de convocar liderazgos técnicos, con sentido social y fieles a los principios de responsabilidad, legalidad y bien común”. Tiene hoja de vida en pro de Colombia.
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