
Por ÁLVARO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
Puede más el silencio, en esta campaña política.
Vaya campaña más absurda e insulsa a la que asistímos hoy en Risaralda.
Es curioso que mientras los partidos ajustan su engrase político para aceitar maquinaria, los aspirantes al senado en Risaralda y los que llegan entre los resquicios o los “convierten en contrataderos”, mantengan un nefasto silencio.
Los mismos que tienen detrás aparatos mediáticos donde sólo respíran pero que llaman a ruedas de prensa para soplar lo que les conviene. Desde alianzas a apoyos. Ahí si sirve y funciona la comunicación de una sola vía que instalaron… pero alejada de la que confronta y responde.
Pareciese que detrás de bambilinas y su libreto, solo les da para mantenerlos aislados, camuflados, sin exponerlos al sol y el agua, mientras ganan tiempo y “no se desgastan”. O, lo que es peor, al escrutinio ciudadano.
Al que los confronta por realizaciones, discurso, capacidad, su higiene de bolsillo y por sus disparates morales. De ellos, varios “quedan al desnudo”. Sin maquillaje.
Ahora tenemos “senadores de cristal”: solo los podemos ver en las vitrinas, refugiados unos y escondidos otros. Con temor a ´romperse´. Que van a unos espacios y le tienen pavor, le huyen a otros…
Los 5 ó 6 que hay por Risaralda, prefieren resguardarse en la cómoda superficie de los likes o reeles livianos, que les fabrican con mensajes irrelevantes, torpes, superficiales, como si fuesen para una maratón trivial. O de un hablar y no contestar navideño. Pajita en boca. Lo que no son en el bazar electoral.
Después se quejan porque mucho risaraldense -ante el embargo o la captura de su imagen – prefieren votar por los de afuera, como los llaman con un eufemismo cansino y torpe.
Ahora, apelarán al socorrido mensaje escurridizo y tonto que las campañas apenas empíezan. Desde Bogotá, les seguirán “implorando que no hablen, que no se desgasten, que cierren la boca, que no salgan, que no respondan, que no vayan a medios y aprieten…la lengua”.
O, vendrán, gremios y comparsa de astutos seguidores a pedir indulgencia para que pobrecitos, votemos por ellos y no “dejemos que los votos se pierdan”. Mentiras.
Acaso, rinden cuentas, hay ¿responsabilidad con el elector? Hagan el ensayo y revisen de manera especial a aquellos senadores que se erigieron como próceres por Risaralda pero no quedaron “de Duques”.
El inventario no puede ser más nefasto. Es tiempo de actuar y es con el voto libre, suelto, el que desamarra la historia.
Basta, ya con seguir teniendo ¡senadores de cristal!
¡Risaralda, no aguanta!
